miércoles, 30 de abril de 2008

Bafici 2008 (Jornada 02)

Ya al tercer día del festival se me planteó un problema: ver películas o escribir sobre ellas. Naturalmente, me incliné por la primera opción. Ya pasado el festival y de regreso al curso de vida habitual, continuaré con la crónica del décimo BAFICI (ahora ex post facto, con un film destacado por jornada), intercalada con comentarios sobre estrenos y otros artículos. Aquí van las películas del jueves 9 de abril.



Construcción de una ciudad (Argentina, 2007) Dirigida por Néstor Frenkel
Documentales sobre ciudades fantasmas, sepultadas o en vías de extinción hay muchos. Los hay poéticos y autobiográficos (El cielo gira), los hay falsamente críticos y televisivos (Up the Yangtze), los hay nostálgicos, los hay turísticos, etc. Pero no hay ninguno como Construcción de una ciudad. Con un tono deliberadamente humorístico e irónico, cuenta la historia de Federación, ciudad entrerriana sepultada bajo el agua por la construcción de la represa de Salto Grande llevada a cabo en 1979, durante la última dictadura. Para albergar a los pobladores de Federación desplazados se edificó una ciudad nueva en las cercanías, Nueva Federación, monumento al feísmo racionalista y a la precariedad (aunque eso, obviamente, no era lo que mostraban los planos entregados a los pobladores antes del traslado). La Arquitectura como mentira administrativa y gubernamental. Los recién llegados a Nueva Federación, negativamente afectados por el hostil y precario entorno al que los mudaron, sufrieron el desarraigo (muchos de los más mayores murieron a causa de eso, según repiten los entrevistados) y la fuerte crisis económica coincidente con la crisis inflacionaria y se encerraron en sus casas, abandonando el ámbito público y comunal transformando a Nueva Federación en una ciudad fantasma. A comienzos de los ’90, en el territorio de dicha ciudad se encontraron yacimientos de aguas termales, lo que generó una acelerada activación económica y social (coincidente con el menemismo) que llega hasta el día de hoy, en el que hordas de hombres y mujeres en bata pasean por la ciudad, se ejercitan con instructores de ambigua sexualidad y hacen city tours a bordo de un falso tren mientras escuchan la historia que les acabo de contar. Es interesante comparar el discurso turístico deliberadamente mitificador y falso y el terrenal y ácido de la película. Construcción de una ciudad es, también, un documental sobre discursos (el arquitectónico, el turístico, el político, pero también el de los pobladores de Nueva Federación) que ocultan, mienten o (se) exponen.
Que esta historia con amargo comienzo y alegre (con muchísimas reservas) resolución esté plasmada en un documental tremendamente cómico no debería ser fuente de demasiada sorpresa, considerando que su director es Nestor Frenkel, autor esa película/cosa indefinible sobre esa banda/cosa indefinible de nombre Reynols. Es evidente que el objetivo de Frenkel es la risa y no la divulgación historiográfica o el análisis sociológico (aunque el film tiene una envidiable claridad expositiva). Y lo logra sin forzar la historia al tono, utilizando la música y, en especial, el montaje como herramientas cómicas. Sin embargo la mayor fuente de humor son los entrevistados, y Frenkel explota esta comicidad dejándolos hablar, mostrando cómo se convierten en perfectos personajes de una hipotética sitcom que parece ser la vida cotidiana en Nueva Federación. Iba a decir “los” explota; he aquí una de las discusiones que despierta Construcción de una Ciudad: hasta qué punto Frenkel potencia el humor que flota en Nueva Federación y hasta qué punto lo genera a costa de sus entrevistados. Es una cuestión que deberán resolver cuando la vean (se estrena el primero de mayo). Aunque, al fin y al cabo (y muchos maestros de la comedia lo saben), la risa es una forma particularmente efectiva de la empatía.
(Se le otorgó una mención especial por parte de la Asociación Cronistas Cinematográficos Argentinos)


Caja Cerrada (Argentina/España, 2008) Dirigida por Martín Solá
Al próximo que les diga, aconsejándoles sobre temas de relaciones amorosas, que “hay suficientes peces en el mar”, muéstrenle esta película. No es una comedia romántica sobre la dificultad de encontrar pareja en el mundo posmoderno, sino un documental sobre peces y el mar, y la particular forma que tiene un grupo de pescadores (españoles algunos, árabes y magrebíes otros) para capturarlos en masa, matarlos y empaquetarlos en la misma acción. Todo esto mostrado en la larga secuencia central de la película, que pasa de lo asombroso (cuando descubrimos que los peces son encajonados mientras aún viven) al absurdo (cuando el torrente de pescados que salen de la red se vuelve hiperbólico), y del absurdo al tedio, cuando la misma repetición mecánica de los mismos procesos de captura y empaquetamiento de los peces es filmada de la misma forma por enésima vez. Es cierto que la imagen del barco teñido del plateado frenético de los peces a punto de morir es visualmente atrayente, pero Jiska Rickels mostró algo similar con mayor vuelo poético y de forma más concisa en el segmento del barco pesquero en 4 Elements, film en competencia oficial del Festival de Mar del Plata del año pasado. Solá confía demasiado en su material, que solo logrará perturbar a los más vegetarianos entre los espectadores, y al resto abrirnos el apetito.
¿Cómo es el pan en este sándwich de pescado que es Caja Cerrada (es decir, qué hay antes y después de la secuencia de la pesca)? Largos planos fijos y encuadres rebuscados del barco, que están más cerca de la pereza que de la osadía, y charlas entre los marineros sobre Europa y sobre la pesca. En otras palabras, hipotéticas escenas eliminadas por falta de tensión dramática e irrelevancia de ese programa sobre el barco pesquero de Discovery Channel... ¿Me habrá quedado sushi en la heladera?


Película Destacada
Profit Motive and the Whispering Wind
(EEUU, 2007) Dirigida por John Gianvito
La Historia tiene sus usos simbólicos en el presente. Quién la usa y con qué objetivo son preguntas que deberíamos hacernos al tratar de entenderla. Estas cuestiones (cuya respuesta explicita la primera parte del título de la película) son las que motivan este film/poema de John Gianvito. A partir de “A People’s History of the United States” (obra historiográfica de cabecera de la izquierda norteamericana) de Howard Zinn, Gianvito recorre Estados Unidos en busca de los lugares en los que se llevaron a cabo las luchas por los derechos humanos y la libertad en su país (más que nada placas conmemorativas) y las tumbas de los olvidados protagonistas de dichas luchas. Y los filma: los planos fijos de las lápidas y placas conmemorativas se complementan con imágenes de árboles y pastizales mecidos por el viento. Ambas imágenes tienen algo en común: muestran en términos visuales aquello que es intangible e invisible (la Historia en el caso de las lápidas, el viento en las imágenes de la Naturaleza). La elección de las tumbas no es completamente arbitraria, Gianvito escoge a aquellos “troublemakers” (indígenas, feministas, negros anti-esclavistas, líderes laboristas, anarquistas, etc.), la mayoría asesinados al enfrentarse a las fuerzas conservadoras y reaccionarias de su país, casi tan desconocidos en Estados Unidos como acá (a los únicos que pude identificar fueron Upton Sinclair y Malcolm X). Evidentemente hay sectores interesados en mantener el Status Quo que excluyen a estas personas y sus luchas en la reconstrucción oficial de la Historia. Gianvito los rescata, realizando un film (y gesto) contestatario poco frecuente en las discusiones políticas de su país. Y no sólo es un film tremendamente inteligente y elocuente (aún si -o gracias a que- está vaciado de sentido e invita a sus espectadores a completarlo, evitando transformarse en un panfleto político), sino que también es extraordinariamente bello y conmovedor (conmover: perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente o con eficacia).
Pero Gianvito no tiene una intención necrófila y tampoco quiere petrificar las figuras que rescata, a pesar de que constantemente filma lápidas hechas de piedra. Él recupera la historia de las luchas y los luchadores marginados por la Historia, pero además identifica una tradición combativa que llega hasta el día de hoy. Tradición poco conocida y difundida, pero que nos revela un costado oculto de una Norteamérica que suponemos políticamente anodina. Las voces de los luchadores del pasado no se apagaron con el tiempo. Están ahí, como el viento susurrante, presentes para el que se preste a escucharlos. El diálogo que establecen los olvidados combatientes del pasado con los actuales (que aparecen hacia el final del film: imágenes de manifestaciones actuales en montaje acelerado marcadas por una percusión estridente que deriva en “La Internacional”) recuerda la frase que inicia el prefacio de “El Anticristo” de Nietzsche: “El pasado mañana me pertenece. Algunos nacen póstumamente”.
(Se le otorgó una mención especial del jurado de la Selección Oficial internacional y el Premio Derechos Humanos)


Ballast (Estados Unidos, 2008) Dirigida por Lance Hammer
Que cada geografía engendra un tipo de carácter común era un concepto muy frecuentado por la Sociología y la Antropología decimonónica y un lugar común en muchos discursos contemporáneos, especialmente dentro del cine generalmente (mal) llamado independiente. Ballast parece adentrarse en este terreno, pero su camino es otro: el desolado, gris y melancólico paisaje del delta del río Mississippi en un particularmente crudo invierno es un reflejo (o metáfora) del igualmente desolado, gris y melancólico interior de sus personajes. La geografía en Ballast no tiene una intención retórica/sociológica, sino poética (sí, como en Flandres; un punto para ustedes por prestar atención). Lance Hammer no pretende juzgar a sus personajes o explicar sus acciones. Él prefiere seguirlos y retratarlos, con una tenacidad (y una forma) que recuerda a las última películas de los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne. Esto no quiere decir que Ballast no redunde a veces en el miserabilismo (aunque jamás gratuito), en especial en el primer tramo de la película, en el que se detecta peligro de iñarrituismo. Pero luego el film se estabiliza y se desarrolla el relato con sutileza y sin volantazos de guión.
El film narra la historia de una familia disfuncional tras una tragedia (el suicidio del padre de la familia luego de abandonarlos e irse a vivir a la casa de su hermano gemelo idéntico, el intento frustrado de hacerlo de éste). Pero si el término “familia disfuncional” asociado a “tragedia” y “suicidio” les hace suponer que Ballast es otro subproducto indie prefabricado para triunfar en Sundance (se llevó los premios a mejor fotografía y dirección en el festival con base en Utah), el film de Hammer se distancia de ese ya rancio modelo, acercándose a una tradición europea de cine contemplativo y parsimonioso. Claro que no es el único en EEUU en seguir esa tradición: ahí están Terrence Malick y el Van Sant de Gerry en adelante para demostrarlo, además de la bellísima Old Joy de Kelly Reichardt, que compitió en la selección oficial del Bafici del año pasado. El de Hammer es también un cine minimalista y despojado, tanto en lo narrativo como en la puesta en escena y en las actuaciones (todos ellos actores no profesionales oriundos de la región, algo muy común en el cine de festival). Tal vez lo que se le pueda achacar a Ballast es ese tono medio respetuoso, que tiende a la indefinición y en varios momentos a la abulia, pero que no se resiente demasiado gracias a una puesta sólida, profunda e inteligente. Puede ser que a veces se parezca demasiado a otras películas del circuito (Hammer mencionó como una de sus películas favoritas a Stellet Licht de Carlos Reygadas, film presente en el festival y que, según tengo entendido, comparte elementos de estilo y tono con Ballast), pero afortunadamente es uno de los mejores ejemplares de su tipo. Y muy arriesgado, considerando la estandarizada y conservadora producción de sus coterráneos del circuito independiente.
(Ganadora del premio a mejor director de la competencia internacional, el premio SIGNIS y el premio FIPRESCI)

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jueves, 10 de abril de 2008

Bafici 2008 (Jornada 01)

Bueno... Se largó el Bafici. El primer asunto llamativo, aunque podíamos predecirlo por la masiva venta de entradas anticipadas, fue la cantidad de espectadores que, más allá de ser miércoles, ocupó las salas del Abasto, llenando muchas de las funciones, desde la primera (Joy Division de Grant Gee) hasta la última (Secrets Behind the Wall, de Koji Wakamatsu). Si esta tendencia se mantiene, el fin de semana en el Abasto va a ser un caos absoluto.
A continuación comentaré las películas que vi. Antes, una aclaración: el diálogo con Pen-Ek Ratanaruang se pasó al miércoles 16 a las a las 19 horas en el punto de encuentro del Abasto y no el viernes 18 a las 16 horas, como estaba previsto.

My Brother’s Wedding (Estados Unidos, 1983) Dirigida por Charles Burnett
Lejos del Blaxploitation setentista (acá no hay estereotipos positivos o negativos) y de las películas sobre conflictos raciales norteamericanos alla Spike Lee (de hecho, no aparece en escena ningún blanco), Burnett crea, en su segundo largometraje, una historia vagamente narrativa en la que dos fuerzas entran en tensión: la inocencia (expuesta en las melosas canciones pop de los ’50 y de motown, alusión a Smokey Robinson incluida) y la palpable violencia de un Los Angeles de principios de los ’80 extrañamente baldío y vacío. Una escena muestra esta tensión de forma clara: Pierce (el protagonista) está correteando con su amigo recién salido de la cárcel hasta dar a parar al jardín de una casa, de donde deberán huir ya que el dueño sale con un revolver listo para disparar. La violencia y la posibilidad de la muerte es el limite de la inocencia, parece decirnos Burnett, anticipando el derramamiento de sangre entre pandillas que tomaría por asalto a la comunidad negra urbana en las siguientes décadas.
El deambular sin rumbo ni objetivos de Pierce (¿un “proto-slacker” tal vez?) que contrasta con la cómoda certeza del plan de vida de su hermano y su prometida, ponen en jaque al “haz lo correcto” y deposita al film en una incómoda zona gris. Es imposible saber qué mandatos respetar (los religiosos, los familiares, los fraternales), a quién rendir fidelidad, qué camino seguir. O quién es el enemigo: “los médicos y los abogados” (en definitiva, los ricos y poderosos) dirá Pierce; “los políticos” retrucará el pequeñoburgués padre de su futura cuñada. En una difícil posición ajena a toda certeza (aunque con principios claros: Pierce no quiere ir a la cárcel, pero tampoco adormecerse en una cómoda existencia burguesa) transcurre este retrato casi costumbrista (en el sentido que muestra su cotidianeidad) de la vida de una comunidad negra urbana de bajos recursos en los principios de la América reaganiana.
(Se proyectará el viernes 11 a las 18:45 y el domingo 13 a las 12:45 en el Abasto)

Jogo de Cena (Brasil, 2007) Dirigida por Eduardo Coutinho
La anécdota de este film es harto conocida: Coutinho coloca un artículo en los clasificados de un diario buscando mujeres que quieran contar su historia de vida. Selecciona a algunas que se presentan y las filma (en el escenario de un teatro, ellas de espalda a las butacas) mientras cuentan su historia. Acto seguido, contrata a un grupo de actrices para que estudien las historias de estas mujeres y las interpreten (es decir, que actúen o hagan el papel de estas mujeres) en el mismo teatro, filmadas de la misma forma. Y Coutinho nos las muestra intercaladas, la protagonista verdadera de la historia y la actriz contando los mismos sucesos. O a veces la “falsa” contando la historia y luego revelando el artificio o reflexionando sobre él (notable la actriz que interpreta la historia de otra mujer con un alto grado de ¿verosimilitud?, para luego mirar a cámara y decir “eso es lo que ella dijo”). Aunque muchos se sientan tentados a hacerlo (yo me incluyo), detectar cuál es la actriz y cuál la verdadera es sólo un aspecto lateral de la cuestión. Eliminando el espacio entre la ficción y el documental (mientras que sus anteriores obras anclaban en la última), Coutinho cuestiona hasta qué punto las mujeres que dan su testimonio están creando un personaje de sí mismas. Entonces, más que un documental de cabezas parlantes (sus documentales anteriores entran en este género), Jogo de Cena es un “documental” de máscaras parlantes. Las potenciales consecuencias de esto sobre su obra anterior mirada en retrospectiva son enormes.
Una de las preguntas que el film despierta y de la que Coutinho no se hace del todo cargo es el grado en que nos adueñamos de historias ajenas (o de formas de contarlas, particularmente aquellas de la televisión y el cine; por eso muchas de las historias se adentran en el melodrama) para formular nuestro discurso o testimonio. De qué manera nuestro punto de vista sobre otros y sobre nosotros mismos está filtrado por las formas que adquirimos social y culturalmente. Un ejemplo de esto es la mujer que decide contar la relación que tiene con su hija que vive en Estados Unidos narrando el argumento de Buscando a Nemo. Aunque, tal vez, este sea el tema de un próximo documental de máscaras parlantes.
(Se proyectará el viernes 11 a las 19 en el Atlas Santa Fe y el lunes 14 a las 19:30 en el Malba)

En la Ciudad de Sylvia (España/Francia, 2007) Dirigida por José Luis Guerín
No es fácil encontrar películas tan placenteras como En la Ciudad de Sylvia. El último largo de ficción del catalán José Luis Guerín genera un placer similar al que genera, vía Rohmer, el díptico de Richard Linklater Antes del Amanecer/Atardecer. No es casual la alusión a Rohmer, ya que ambos parecen tomar elementos del realizador francés, en especial de sus “cuentos morales” y sus “cuentos de las cuatro estaciones”. Sin embargo, y acá es donde Guerín se distancia de Linklater, En la ciudad de Sylvia se apropia de la dimensión pictórica de la mirada del cine de Rohmer, relegando la dimensión literaria y las palabras (eso no quiere decir que no haya diálogos importantes, como aquel en el tranvía; y mucho menos que la dimensión sonora sea irrelevante: cierren los ojos durante la proyección y se darán cuenta que parte del placer que transmite En la Ciudad de Sylvia radica también en el muy fino trabajo con el sonido).
La Mirada, ese es el elemento central de la película. Un joven está sentado en un bar, mirando. Él busca a una mujer en especial, pero se distrae observando a todas y retratándolas en su cuaderno. Ellas son todas bellas y él se divierte viéndolas gesticular. Podrían llamar a este segmento “superficial” y tal vez lo sea (en última instancia, lo que capta la mirada en lo inmediato es la superficie de las cosas), pero uno comparte con él la certeza de que podríamos enamorarnos de cada una de ellas. Esa escena, que dura alrededor de 20 minutos y casi no tiene diálogos (analizada con precisión por David Bordwell en su blog: http://www.davidbordwell.net/blog/?p=1457), es el momento más maravilloso de un film lleno de momentos ídem, en el que quién mira (el punto de vista) y cómo lo hace (la forma de la mirada) es central. Guerín jugará con ambos elementos en la larga secuencia que sigue a la del bar, una persecución por las laberínticas calles de Estrasburgo. Tanto una oda a la mujer, como al placer de observar y ser observado y al cine (el de principios y el de ahora), En la ciudad de Sylvia es, sin duda, uno de los imperdibles del festival.
(Se proyectará el sábado 12 a las 18 en el Abasto y el domingo 13 a las 14:30 en la sala Lugones del Teatro San Martín)



Andalucía (Francia, 2008) Dirigida por Alain Gomis
Si hay algo que no se le puede recriminar al segundo film de Alain Gomis es su falta de miedo al ridículo, al pastiche, a la montaña rusa de tono y al delirio. En Andalucía, Yacine (musulmán e hijo de inmigrantes senegaleses) vaga por París sin ningún objetivo. A veces va a trabajar (es asistente social), a veces tienen relaciones sexuales con diferentes mujeres, a veces se encuentra con un grupo de pobres que rondan una plaza, a veces visita a sus padres y a veces simplemente va hasta encontrarse con algo. El rejunte de etnias que conviven en la París que propone Alain Gomis no chocan entre sí, sino que aprenden unas de las otras y se reclaman cosas constantemente. La cohesión interna del film es bastante débil y la arbitrariedad está al orden del día, por eso Andalucía parece en ocasiones un conjunto de viñetas más o menos efectivas. Tal vez esa falta de cohesión interna es una búsqueda conciente de la película, pero la suma de viñetas se vuelve cansadora por acumulación, hasta derivar en un final forzado y artificioso. Aunque algunos ácidos comentarios sobre la sociedad y el cine francés y algunos chistes bien puestos por momentos sostienen la película.
(Se proyectará el jueves 10 a las 13:15 en el Abasto y el viernes 11 a las 22 en el cine Cosmos)

Programa para los siguientes días
Jueves 10:
16:00 – Construcción de una ciudad (de Nestor Frenkel) en el Abasto
18:45 – Caja cerrada (de Martín Solá) en el Abasto
20:45 – Profit Motive and the Whispering Wind (de John Gianvito) en el Abasto
22:45 – Ballast (de Lance Hammer) en el Abasto

Sábado 12:
12:45 – Citizen Havel (de P. Koutecky/ M. Janek) en el Abasto
15:15 – La Question Humaine (de Nicolas Klotz) en el Abasto
20:00 – Up The Yangtze (de Chang Yung) en el Abasto
22:15 – La Blessure (de Nicolas Klotz) en el Abasto

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